miércoles, 27 de octubre de 2010

Una relíquia del Mioceno

El Asplenium azomanes (sinónimo de Asplenium trichomanes subsp. coriaceifolium) apareció en la Tierra como tal hace unos 6 millones de años a finales del Mioceno en pleno período Messiniense tras diversas hibridaciones y mutaciones adaptativas. Dada su dotación cromosómica alotetraploide y sus características fenotípicas se le supone fruto de la hibridación entre el Asplenium azoricum, endémico de las Islas Azores y un ejemplar del complejo trichomanes, tal vez el Asplenium trichomanes subsp. hastatum. A su vez, su padre el Asplenium azoricum, también alotetraploide, es fruto de la hibridación entre el ancestral Asplenium anceps, endémico de las Islas Azores, de Madeira y de las Islas Canarias y un ejemplar tal vez extinto del género Asplenium.

Fué descrito para la ciencia en 1.991 por el profesor de la Universidad de Valencia, nacido en Banyalbufar (Isla de Mallorca- España), Josep Antoni Rosselló i Picornell. (A él le dedico este artículo, por lo mucho que me ha enseñado sobre estos helechitos ancestrales)

Asplenium anceps, el patriarca de la saga, en la Isla de Madeira a 1.500 msnm, acompañado de un Asplenium adiantum-nigrum (izquierda) y un Polypodium vulgare (derecha). 

A finales del Mioceno, hace unos 6 millones de años, hubo un período muy seco y frio que duró un millón de años, llamado Messiniense, que se inició al colisionar las placas tectónicas europea y africana, formándose el Macizo Bético-Rifeño que cerró el paso del agua del Océano Atlántico hacia el Mar Mediterráneo. Al mismo tiempo hubo un gran enfriamiento del clima global que heló la Antártida y el agua  se acumuló sobre ella en forma de hielo, bajando el nivel de los océanos en unos 100 metros. 

La disminución de las lluvias por el enfriamiento global y la ausencia de aporte hídrico desde el Océano Atlántico transformaron el Mar Mediterráneo en un desierto con unos pocos lagos muy salados. Al mismo tiempo la disminución del nivel del agua de los océanos hizo emerger parte de las tierras que separaban las islas macaronésicas de los continentes Europeo y Africano, facilitando el intercambio de especies vegetales y animales entre las islas y los continentes, tanto en el Mediterráneo, donde las islas se transformaron en montañas separadas entre sí por profundos valles resecos (Baleares, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Malta, etc...), lo cual explica la existencia de los endemismos tirrénicos, tales como Arum pictum, Arenaria balearica, Asplenium balearicum, Brimeura fastigiata, Dracunculus muscivorus, Soleirolia soleirolii, etc...como en el Atlántico, lo cual también explica la existencia de centenares de especies, sobretodo vegetales y en especial helechos, que viven a la vez en la costa atlántica de la Península Ibérica (Sierra de Sintra en Portugal y Cádiz, Galicia, Asturias y Cantabria en España), la costa atlántica y mediterránea occidental de África (Marruecos, Argelia, Túnez) y los archipiélagos macaronésicos (Azores, Canarias, Madeira y Cabo Verde), tales como Woorwardia radicans, Davallia canariensis, Diplazium caudatum, Asplenium hemionitis, Pistacia atlantica, Euphorbia regis-jubae, Astydamia latifolia, Dracaena draco, etc...

Asplenium azoricum, hijo del Asplenium anceps y padre del Asplenium azomanes, en la Isla de Faial del Archipiélago de las Azores. Es muy llamativo su parecido fenotípico con su padre y su hijo.

Fué pues durante este millón de años del Período Messiniense que se formó el Asplenium azomanes, muy adaptado a la aridez del clima mediterráneo, poblando las rocas calcáreas orientadas hacia el norte y noroeste de aquella vasta región.

Asplenium azomanes, hijo del Asplenium azoricum y nieto del Asplenium anceps, en unas rocas calcáreas de  la localidad de Ubrique en pleno Parque natural de la Sierra de Grazalema.

Pasado el millón de años del Período Messiniense llegó el final del Mioceno con un cambio climático, el cual dió lugar a un calentamiento global que hizo que se fundiesen los hielos de la Antártida y se elevase el nivel del agua de los océanos en unos 60 metros. Al mismo tiempo hubo un nuevo movimiento de las placas tectónicas europea y africana que se separaron y entre ellas se formó un gran surco, el Estrecho de Gibraltar, que resquebrajó el Macizo Bético-Rifeño y permitió la entrada de agua del Oceáno Atlántico hacia el Mar Mediterráneo. Este aporte hídrico junto con un aumento de las lluvias por el calentamiento global hizo subir el nivel del agua del Mediterráneo, transformando nuevamente en islas las montañas baleares y tirrénicas y fragmentando la población del Asplenium azomanes en tres regiones: las Islas Baleares más occidentales (Mallorca, Ibiza y Formentera), el sur de la Península Ibérica (Cádiz, Malaga, Jaén, Albacete, Murcia y Almería en España y la provincia de Faro en Portugal) y el norte de Marruecos (desde Chefchaouen al oeste de la Cordillera del Rif hasta la rocas que rodean las Cuevas de Chameau en las montañas de Beni Snassen).

Distribución del Asplenium azomanes en lo que hace 6 millones de años era el Macizo Bético-Rifeño.

El Asplenium azomanes en Mallorca se ha hibridado con el Asplenium trichomanes subsp. quadrivalens y ha dado lugar a un híbrido extraordinariamente vigoroso, muy heliófilo y resistente, el Asplenium X tubalense (sinónimo de Asplenium trichomanes nothosubsp. barreraense). Este helecho produce casi todas las esporas  inviables y abortadas, pero también  alguna diplóspora fertil, lo cual explica su abundancia en alguna pared de bancal del Valle de Sóller.

Vigoroso Asplenium X tubalense con las frondes de unos 30 cms, extendidas hacia la luz, en una pared de bancal de Sóller. Sorprende el extraordinario parecido con su bisabuelo macaronésico, el Asplenium anceps.

Esporas abortadas e inviables del Asplenium X tubalense con una diplóspora fértil.


Toda la família al completo de la sorprendente saga de estos helechitos antediluvianos.


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