jueves, 2 de diciembre de 2010

Asplenium anceps, el patriarca ancestral

Hace muchos millones de años, cuando Europa occidental, el norte de África y las islas de la Macaronesia eran un paraíso subtropical con inmensos bosques de Laurisilva, el Asplenium anceps, que con el paso del tiempo sería el progenitor diploide de vigorosos híbridos, poblaba toda esta vasta región en compañía de otro helecho de la família de las Aspleniaceae, el otro antepasado de la saga trichomanes, el diploide Asplenium trichomanes ssp. trichomanes.

Por desgracia los paraísos terrenales son efímeros, no permanecen para siempre y acaban siendo sustituidos por climas más fríos o más cálidos, más húmedos o más secos, que someten a los seres vivos que en ellos habitan a duras pruebas de adaptación. Se producen entonces extinciones masivas, mutaciones extrañas más o menos afortunadas e hibridaciones interespecíficas aparentemente imposibles y al final sobreviven los más fuertes, los mejor adaptados, los mutantes y los híbridos con una combinación genética más adecuada para soportar el nuevo clima.

Esto mismo fué lo que le ocurrió al Asplenium anceps. Al enfriarse el clima por las sucesivas glaciaciones, se fué extinguiendo del norte hacia el sur y del este hacia el oeste, quedando confinado en los bosques residuales de Laurisilva de las islas de la Macaronesia: Canarias, Madeira y Azores, con un clima templado y húmedo semejante al que disfrutaba en el momento de su máxima expansión.

Vigoroso ejemplar de Asplenium anceps creciendo sobre un mullido lecho de musgos y líquenes en un bosque de pinos del Monte Poíso de la Isla de Madeira a 1500 msnm. (Doble click encima de la foto para ampliarla)

Varios ejemplares de Asplenium anceps de diferentes edades acompañados por Sibthorpia peregrina, endémica de Madeira, en el mismo bosque de la foto anterior, donde se dan las cirscunstancias ideales para su crecimiento: humedad constante durante todo el año, temperatura templada con escasas variaciones y sombra permanente.

Desde que empezó su declive la población total del Asplenium anceps ha ido disminuyendo paulatinamente, sobretodo en las Islas Canarias, donde quedan pequeñas poblaciones acompañadas por algunos ejemplares de su vigoroso híbrido, el Asplenium trichomanes ssp. maderense, fruto de la hibridación entre el Asplenium anceps y el Asplenium trichomanes ssp. quadrivalens. En Tenerife, La Gomera y El Hierro se conoce una sola población en cada isla con escasos ejemplares, siendo algo más abundante en la mitad norte de La Palma.

En el Archipiélago de las Azores el número de ejemplares es algo mayor, pero va menguando, siendo cada vez más escaso y difícil de localizar. Actualmente sólo vive en la islas de Faial y de Pico, acompañado por otro de sus descendientes híbridos, el Asplenium azoricum, alotetraploide endémico de las Islas Azores, fruto de una antiquísima hibridación entre el Asplenium anceps y otro helecho del género Asplenium.

Magnífico ejemplar del híbrido Asplenium azoricum, fotografiado en el Monte Carneiro en la Isla de Faial del Archipiélago de las Azores. Es muy llamativo el parecido macroscópico con su padre. 

El patriarca ancestral y algunos de sus descendientes híbridos.

En la Isla de Madeira las poblaciones de Asplenium anceps son más numerosas y estables y de momento no corren peligro. Al igual que en Canarias, en Madeira comparte el hábitat con su híbrido hexaploide Asplenium trichomanes ssp. maderense.

Las frondes del Asplenium anceps miden entre 5 y 30 centímetros de longitud. Las pinnas son coriáceas  y brillantes como de plástico, característica que han heredado todos sus descendientes híbridos, tanto sus hijos, el Asplenium azoricum y el Asplenium trichomanes ssp. maderense, como su nieto, el Asplenium azomanes y  sus biznietos, el Asplenium x tubalense y el Asplenium trichomanes nothosubsp. malacitense.

Fronde de Asplenium anceps con sus pinnas alargadas, brillantes y muy coriáceas, que al tacto parecen de plástico.

 Haz de una fronde de Asplenium anceps.

 
Envés de la misma fronde anterior. El pecíolo y el raquis tienen un bonito color marrón tierra.

Cuando el Asplenium anceps crece en un lugar muy iluminado sus pinnas adoptan una disposición en distintos planos como un tejado. Esta característica también se puede ver en sus descendientes, sobretodo en su nieto, el Asplenium azomanes.

Otra característica que también comparte con todos sus descendientes es una pequeña aurícula en la base de sus pinnas medianas e inferiores dirigida hacia el ápice de la lámina con uno, dos y hasta tres soros en su envés. (Doble click sobre la foto para ampliarla) 


Todos los helechos de la gran familia trichomanes tienen dos alas paralelas en el haz del raquis que lo recorren en toda su longitud dibujando un canal, el cual parece tener la función de recoger, canalizar y llevar por capilaridad la humedad del rocío matinal y de la lluvia horizontal recogida por las pinnas hacia la base de las frondes donde están la raíces.

En esta foto se pueden ver las dos alas paralelas en el haz del raquis, que lo recorren en toda su longitud. 

Ala vista al microscopio. Es una lámina muy fina y transparente parecida al corcho formada por las carcasas secas y vacías de células muertas.

Haz y envés de una fronde, donde se ven las dos alas superiores del raquis y abajo una tercera ala en el envés del raquis, mucho más grande, característica casi exclusiva del Asplenium anceps que sólo comparte con su descendiente el Asplenium trichomanes ssp. maderense. Todos los demás miembros del complejo trichomanes tienen únicamente las dos alas superiores.

En esta foto se ve muy bien el ala inferior del raquis, la aurícula de las pinnas y los soros que se disponen en dos hileras a lo largo del nervio central de cada pinna, excepto los que están dentro de la aurícula.

Bellísimo esporangio de Asplenium anceps tras la dispersión de las esporas.

Y por último las esporas de pequeño tamaño, característica propia de los helechos diploides.



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