domingo, 10 de noviembre de 2013

Almallutx, el valle del genocidio

En Madina Mayurqa, la actual Palma de Mallorca, los cascos de los caballos de los soldados del rey Jaume I de Aragón resbalaban por las calles de la ciudad con la sangre derramada por los miles de moros mallorquines asesinados salvajemente, exterminados sin piedad, en un infame acto de piratería disfrazado de reconquista con el estandarte de la cruz cristiana como bandera. Conociendo la historia debería avergonzarme, como la inmensa mayoría de mallorquines, de ser descendiente de los genocidas y al mismo tiempo enorgullecerme de llevar mezcladas en mis venas algunas gotas de sangre musulmana, sólo unas pocas, las suficientes para sentir un escalofrío cuando el arqueólogo Jaume Deyà Miró nos relató con todo lujo de detalles la verdad histórica de la conquista de Mallorca.

 Visión panorámica del altiplano de Almallutx sumergido bajo las aguas del embalse del Gorg Blau.
(Recomiendo ampliar las fotos con un doble click)

 Altiplano de Almallutx visto desde otro ángulo.

Lado derecho de la imagen anterior. 

Lado izquierdo.

Otra imagen del Yacimiento de Almallutx.

Por primera vez en ocho siglos los espíritus de los miles de asesinados, que moran para siempre en el altiplano donde reposan sus huesos, han podido escuchar por boca de Jaume, como si de un vehemente abogado defensor se tratase, el relato de las atrocidades cometidas por un monarca pirata, innoble, ruín e indigno, que negociaba rendiciones a cambio de perdonar la vida y luego masacraba cobardemente a traición a los indefensos rendidos, faltando sin ningún rubor a su sagrada palabra de rey.


Los visitantes del yacimiento arqueológico de Almallutx guardábamos un silencio sepulcral, mientras escuchábamos atónitos las contundentes palabras del joven arqueólogo que retumbaban en aquel valle bellísimo, rodeado como el regazo de una madre por las amorosas y verdigrises laderas de las montañas de Tramontana, testigos mudos de aquella infamia.


Caminando sobre los fémures, las tíbias, los húmeros, las falanges, las mandíbulas, las costillas, los dientes desperdigados, las vértebras descoyuntadas, los cráneos hechos añicos, las vasijas fragmentadas, la mezquita donde rezaban a su dios Alá y los hogares derrumbados con los techos carbonizados de aquellos mallorquines, casi se podían escuchar sus escalofriantes alaridos de dolor y pánico, mientras eran desmembrados, eviscerados, degollados, decapitados, descuartizados a golpes de espada, ensartados por las lanzas y quemados vivos por unos extranjeros venidos de allende los mares, enfermos de fanatismo y codicia.

Jaume Deyà mostrándonos los restos de la pared de una casa musulmana.

Dos grandes piedras señalando la entrada de la vivienda anterior. 

Mientras estaba redactando esta entrada me he visto obligado a prescindir de fotos bellísimas del yacimiento y su entorno paradisíaco para evitar dar pistas a desaprensivos saqueadores de restos arqueológicos, que esquilmarían las piezas de más valor para venderlas en el mercado negro a traficantes sin escrúpulos. 

Para la historia de Mallorca y de España en general este yacimiento de Almallutx tiene una importancia extraordinaria. Las Islas Baleares, junto con Andalucía, el Algarve portugués, Extremadura, Castilla-La Mancha, el sur de Aragón, sur de Cataluña, Murcia y Valencia, pertenecieron durante 600 años a la vasta región musulmana de Al-Ándalus bajo la autoridad del poderoso Califato de Córdoba hasta el año 1031. Como en el resto del Al-Ándalus los isleños baleares hablaban en el mismo idioma andalusí que los peninsulares. 

Los poderes públicos encargados de su preservación deberían protegerlo del saqueo con leyes y sanciones contundentes, así como aportar financiación a través del Ministerio de Cultura y la Consellería de Cultura y Patrimonio, facilitando el trabajo de estos dos jóvenes y entusiastas arqueólogos evitándoles las numerosas y a veces absurdas normativas.

Entrada de otra casa que fue incendiada por los asaltantes. Se aprecian restos de ceniza de la puerta carbonizada.

Como pruebas incuestionables de la masacre estas cenizas se han conservado intactas durante 800 años.

 Detalle de la ceniza.

Fragmento de una vasija que formó parte de los enseres domésticos de la casa incendiada.

Otros dos fragmentos de cerámica. En el de la derecha se aprecia la impronta oscura del incendio.

Como si de un descanso de tanta atrocidad se tratase, durante el paseo nuestro guía Jaume nos ha mostrado esta pequeña cueva donde hace 3.000 años se cobijaban los mallorquines prehistóricos de la época talayótica.

Esta mandíbula magníficamente conservada durante tres milenios masticó los frutos de los espinos albares, los endrinos, las encinas, los lentiscos, los pinos carrascos, los tubérculos de los gamones y de las esparragueras, las hierbas y tal vez también la carne de los últimos antílopes enanos Myotragus balearicus.

Molar de un mallorquín talayótico.


 Mismo molar anterior.

El durísimo esmalte se conserva casi intacto después de tres milenios.

Detalle del esmalte anterior muy gastado por la masticación de la correosa vegetación de las montañas de la Serra de Tramontana.

Interior de un hueso prehistórico que hace tres milenios formó parte del antebrazo de un humano talayótico.

Parte externa del hueso anterior.

Aquí y allá se pueden encontrar fragmentos de Ammonites, un molusco cefalópodo extinto que habitó las aguas del Océano de Tetis hace 400 millones de años durante el Devónico. Siguió viviendo en el más reducido Mar de Tetis y posteriormente en el primitivo Mar Mediterráneo y acabó extinguiéndose hace 65 millones de años a finales del período Cretácico. La presencia de este fósil marino nos indica que un dia las altas montañas mallorquinas estuvieron bajo las aguas del mar.

Siguiendo el trayecto de la visita Jaume nos mostró estas grandes piedras que señalan la existencia de una vivienda musulmana.

Y por fin llegamos a la perla del yacimiento, la mezquita. El día anterior los dos arqueólogos que descubrieron el Yacimiento Arqueológico Musulmán de Almallutx, Pablo Galera y Jaume Deyà, habían participado en una conferencia sobre arqueología en la ciudad de Murcia, donde presentaron los hallazgos de la excavación. Los científicos murcianos quedaron impresionados con lo que los dos jóvenes arqueólogos les mostraban. La riqueza arqueológica de Almallutx se les antojó extraordinaria. Jaume nos lo explicó rebosante de orgullo y satisfacción y nos hizo partícipes de una gran noticia: lo que ellos creían una casa muy grande fue identificada por los arqueólogos murcianos como una mezquita. La larga y recta pared de la imagen era la cara sur del templo musulmán.

Otra imagen de la mezquita.

Jaume disfrutó explicándonos todo lo relacionado con la mezquita de Almallutx.

Restos de cerámica cerca de la mezquita.

Dos fragmentos de cerámica que formaban parte del asa de una vasija. La mano es de Toni de Cúber que en los años 1960-1970 excavó junto a Toni Galiona el yacimiento talayótico de Almallutx.

Resulta impactante caminar pisoteando huesos humanos, como los que se ven en esta imagen.

Y esta es la segunda perla del yacimiento, una casa musulmana muy bien conservada con la excavación ya prácticamente terminada. La entrada de la vivienda estaba más profunda que el piso para evitar que se inundase en caso de lluvia copiosa. La piedra horizontal hacía de escalón.

Jaume nos explicó este detalle.

En esta imagen nos mostró los restos de la techumbre quemada de la casa, que fue incendiada por los asaltantes como todas las del yacimiento. La pared que se ve encima es un muro de bancal de época moderna.

Imagen más cercana de la casa.

Detalle de los restos del incendio. Según nos explicó el joven arqueólogo las cenizas más negras corresponden a la techumbre de ramas y carrizo y las cenizas anaranjadas son la cubierta de arcilla que impermeabilizaba el techo de carrizo.

Otro detalle de las cenizas.

En este momento de la visita guiada fue cuando Jaume nos relató la verdadera historia de la conquista de Mallorca.

 En el otro extremo de la casa hay este espacio sobreelevado con dos hoyos. Los arqueólogos todavía están estudiando su significado.

 Fragmentos de cerámica de diferentes colores hallados cerca de la casa.

 El bellísimo esmalte verde está muy bien conservado.

 Fragmento de tinaja con su típica decoración musulmana.

Fragmentos de una vasija completa.

Piedra de la entrada de una casa con dos agujeros que servirían para sostener la puerta.

Detalle de los agujeros anteriores.

Cerca de la mezquita estaba el cementerio del poblado musulmán. Todos los difuntos eran enterrados sobre el costado derecho con la cabeza hacia el sur, los pies hacia el norte y la cara mirando hacia levante, hacia la Meca.

Detalle de los huesos anteriores.

Mandíbula de la calavera anterior.

Jaume nos mostró con la brújula la orientación hacia la Meca de todos los enterramientos.

Fémur de otra calavera enterrada en el cementerio.

Cadáver de un bebé de pocos meses de edad. Sólo se ve una parte del cráneo. El resto ha sido cubierto con tierra y piedras por los propios arqueólogos para evitar su deterioro.

Cráneo del bebé anterior parcialmente desenterrado por Jaume.

Fragmentos de huesos y un diente de un mallorquín musulmán.

Molar anterior.

La otra cara del molar anterior.

Fragmento de un hueso de un musulmán mallorquín de 800 años de antigüedad.

Cara interna del hueso anterior.

El valle de Almallutx, situado en la alta montaña, fue el último refugio de los mallorquines que huían de Madina Mayurqa y de las alquerías del resto de la isla, perseguidos a muerte por las huestes catalano-aragonesas. Se calcula que sólo de la ciudad huyeron unas 40.000 personas. Todas ellas, excepto unos pocos miles de niños y niñas que fueron esclavizados, murieron salvajemente masacradas. Los esclavos formaban parte del botín de guerra. Unos fueron vendidos en los puertos cristianos del resto del Mediterráneo y los demás permanecieron en su propia tierra al servicio de los asesinos de sus padres. Bastantes de ellos, sobre todo las niñas, seguramente lograron reproducirse a lo largo de su vida, bien fuera por violación a manos de sus amos o por matrimonio con algún colonizador catalán poco racista. Cuando sea más fácil y barato el estudio del genoma, muchos mallorquines actuales se llevarán una gran sorpresa al descubrir que llevan en su ADN algunos genes de estos niños musulmanes. Espero que no se avergüencen de sus orígenes. Yo me sentiría muy orgulloso.


--->Enlace al Facebook del Yacimiento arqueológico de Almallutx.