domingo, 17 de enero de 2016

TRANSPARENCIAS A CONTRALUZ

Anatomía íntima, colores, estructuras, órganos, diseños, detalles de las plantas atravesadas por la luz.

Brote de Hypericum perforatum, con las hojas repletas de glándulas translúcidas, que a contraluz se ven como puntitos amarillos y permiten identificar la planta sin ninguna duda. (Recomiendo ampliar las fotos con un doble click para apreciar mejor los detalles).

Detalle de las glándulas translúcidas del Hypericum perforatum.

Rodaja de Naranjo "Sanguinelli" con abundantes antocianos rojos de una belleza exquisita tiñendo sus tejidos.

Detalle del Naranjo de sangre.

 Virus del Mosaico de la Higuera que afecta especialmente a las hojas en forma de manchas de aceite que se ven translúcidas a contraluz. Se sabe que la mayoría de las higueras cultivadas son portadoras del virus en su genoma, pero por suerte sólo se manifiesta en unas pocas variedades, las más susceptibles, como la "White Texas Everbearing" de la foto, una variedad norteamericana que produce brevas e higos blancos. Para más información: Virus del Mosaico de la Higuera

 Otra hoja afectada por el Virus del Mosaico de la Higuera. En la variedad "White Texas Everbearing" la enfermedad sólo se manifiesta cuando la planta sufre: sequía, falta de nutrientes en la tierra, etc...

 Enfermedad de la Abolladura provocada por el hongo ascomiceto Taphrina deformans, afectando las hojas de un almendro de la localidad valenciana de Tárbena.

 El hongo de la Abolladura inhibe los genes del árbol, sustituyendo su metabolismo por el propio, ocasionando la sustitución de los cloroplastos verdes por orgánilos fúngicos que sintetizan antocianos rojos. Por suerte el hongo no soporta las altas temperaturas del verano mediterráneo y las hojas afectadas se secan y caen, siendo sustituidas por una nueva brotación de hojas sanas a principios del verano.

 En las partes de la hoja no afectadas por el hongo se aprecia la estructura de los vasos nutricios, que adoptan la forma de afluentes que confluyen en corrientes fluviales cada vez más caudalosas, hasta desembocar en la nervadura central.

Otro ejemplo de síntesis de sustancias rojas en las hojas a consecuencia de una infección, en este caso vírica, llamada Virus del enrollamiento de la hoja de la vid. Como en el caso anterior los genes del virus dominan sobre los de la vid infectada y la obligan a sintetizar sustancias intensamente rojas. Este color, que se acentúa a finales del verano, es un síntoma inequívoco de la infección.

 Aunque esté causado por un virus este color carmesí no deja de ser bonito. ¿Verdad?

En la planta endémica de Menorca llamada Lysimachia minoricensis, los vasos nutricios y muchas células del envés de las hojas son ricas en antocianos granates.

 La función de estos antocianos es la de espejo para los rayos solares. Cuando la luz del sol incide sobre la hoja, los rayos atraviesan la cutícula del haz y chocan con los cloroplastos verdes de la capa interna de la hoja, permitiéndoles realizar la fotosíntesis con su energía lumínica. Los rayos que no chocan con los cloroplastos continuan su camino hacia la cutícula del envés de la hoja, donde se encuentran con los pigmentos antocianos, los cuales al igual que un espejo los reflejan otra vez hacia el interior de la hoja y chocan con los cloroplastos de abajo hacia arriba, logrando así realizar una segunda fotosíntesis, con lo que la planta aprovecha la energía solar con una eficiencia insuperable. Para más información: Lysimachia minoricensis: su destino era la extinción

Otra planta endémica de las Islas Baleares, la Aetheorhiza bulbosa subsp. willkommii, una compuesta rastrera, también tiene el envés de las hojas teñido por pigmentos antocianos. Su función es la misma que en la Lysimachia minoricensis. 

Detalle de los pigmentos antocianos de la Aetheorhiza bulbosa subsp. willkommii. La hoja y sus nervaduras son verdes por el haz y rojas por el envés.

 En el caso del Guayabo, Psidium guajaba, un frutal subtropical, los pigmentos tienen otra función distinta a la fotosíntesis. Aparecen en otoño y su cometido consiste en oscurecer las hojas para que absorban el calor solar y eviten así la congelación por el frío invernal.

Como podéis ver los antocianos, a diferencia de las dos plantas anteriores, no pigmentan las nervaduras o vasos nutricios de la hoja.

Soro del helecho Adiantum capillus-veneris, llamado culantrillo de pozo o de fuente, visto a través del microscopio. Se ven muy bien las nervaduras estructurales y/o nutricias que se disponen en forma de abanico, disposición típica de todos los helechos de la familia Adiantaceae. Si os fijais el soro está protegido por una membrana transparente llamada indusio, en cuyo interior se encuentran los esporangios que se ven como bolitas negras. Dentro de cada una de estas bolitas se encuentran las esporas maduras a punto de ser dispersadas por el viento. Para más información: Ama las fuentes construidas por los árabes

Soros y estructura íntima de una fronde del helecho Dryopteris oligodonta, endémico de Canarias. Los vasos nutricios o nervaduras adoptan una disposición en forma de afluentes que desembocan en un río. Los soros se desarrollan sobre un vaso nutricio que los alimenta. Para más información: Dryopteris oligodonta, endémica de Canarias

 Fronde del helecho Polypodium cambricum con numerosos soros en el envés de las pinnas.

Si os fijais cada soro está formado por un grupito de bolitas que son los esporangios, dentro de los cuales se forman las esporas.

Soro de Polypodium cambricum visto al microscopio. Las células que forman la fronde y sus vasos nutricios o nervaduras se ven muy bien por transparencia. Para más información:
Polypodium cambricum, se adaptó al frío para sobrevivir

Estomas del helecho Asplenium adiantum-nigrum vistos por transparencia a través del microscopio. Son como bocas que se abren o se cierran dependiendo del grado de humedad ambiental. Si el aire está muy seco, unos sensores invisibles de los estomas lo detectan y éstos se cierran herméticamente para que la fronde no pierda agua por transpiración y no se deshidrate.

Ala suberosa de Asplenium azomanes, formada por células secas y vacías dispuestas en forma de lámina trabecular. Estas láminas o alas se encuentran en número de dos a lo largo del haz del raquis y el pecíolo de las frondes. Actuan como un canal de riego que recoge la humedad del rocío que se condensa sobre las pinnas y la conducen por capilaridad ya en forma de agua dulcísima hacia las raíces del helecho. Es una adaptación a la sequía extrema de los veranos mediterráneos.

Haz de una fronde de Asplenium azomanes en la que se ven muy bien las dos alas o láminas suberosas formando un canal por donde discurre el agua hacia las raíces.

Como podemos ver en la foto de la izquierda, las dos alas o láminas presentan una escotadura en el punto de inserción en el raquis de cada pinna, que facilita la entrada del agua condensada sobre la pinna hacia el canal formado por las dos alas suberosas. En la naturaleza todo tiene una explicación y una función. Nada es superfluo. Prevalece siempre el principio de la economía. Para más información:
Una reliquia del Mioceno
Asplenium azomanes, la estivación le permite sobrevivir
Serra de Tramuntana de Mallorca: Patrimonio de la Humanidad

Pálea de Asplenoceterach barrancense formada por células secas y vacías. Este helechito diminuto es un trihíbrido escasísimo endémico del Valle de Sóller. Sus páleas son una herencia de uno de sus progenitores, el Ceterach officinarum subsp. officinarum, que éste heredó a su vez de su progenitor diploide ancestral, el Asplenium javorkeanum. Para más información:
Asplenoceterach barrancense, un tesoro botánico

 Páleas de Ceterach lolegnamense, un helecho hexaploide endémico de Madeira, fotografiado en el municipio de Curral das Freiras. Como en el Asplenoceterach barrancense, las páleas del Ceterach lolegnamense son una herencia de uno de sus bisabuelos, el ancestral Asplenium javorkeanum. Para más información:
Ceterach lolegnamense, dos mutaciones le hicieron fértil

Pálea del helecho Ceterach officinarum subsp. officinarum, padre del Asplenoceterach barrancense y abuelo del Ceterach lolegnamense.

Estructura trabecular de una pálea de Ceterach officinarum subsp. officinarum, formada por las carcasas secas y vacías de las células. Para más información:
Ceterach officinarum subsp. officinarum, duplicar su genoma le hizo fuerte

Pelos glandulosos del helecho híbrido Asplenium X sollerense.
Para más información: (1/2 abuelo + 1/2 abuela) + 1 abuela = Asplenium X sollerense

Pelo glanduloso de Asplenium petrarchae subsp. petrarchae. Estas estructuras pilosas son las precursoras de los pelos pegajosos de las plantas carnívoras.

 Esporangio sin desplegar del helecho Phyllitis scolopendrium con su interior lleno de esporas maduras, rodeadas por un anillo de células rojo-amarillentas. Arriba a la derecha se ve el esporangióforo que hace las veces de cordón umbilical. Está fijado sobre un vaso nutricio de una pinna de la que recibe el agua y los nutrientes para alimentar a las esporas que se forman en su interior.

Esporangios ya desplegados y algunas esporas de Ceterach officinarum subsp. officinarum.

Esporangio ya desplegado del helecho híbrido Asplenium X reichsteinii.
Para más información: Hijo del incesto

Anteras de la hierba gramínea Brachypodium sylvaticum, vistas al microscopio.

 Platanero de jardín, Musa x paradisiaca "Dwarf Orinoco" en plena floración a mediados de septiembre.  Llaman la atención los grandes sépalos intensamente rojos y abiertos hacia arriba.

 Cara interna de un sépalo de platanero de jardín.

A contraluz se puede apreciar su bellísimo diseño de una perfección matemática insuperable. Para más información: Plátano de Canarias: un sabroso narcisista triploide.

Piel seca de cebolla blanca vista a contraluz.

Como en las hojas, en esta capa seca de una cebolla se pueden distinguir las células que la forman y los vasos nutricios que un dia las alimentaron.

Y para finalizar aquí tenéis la espata partida por la mitad de una inflorescencia de Arisarum vulgare, una planta de la familia de las Araceae. El diseño de las rayas paralelas vistas a contraluz es bellísimo.

Se distinguen muy bien las células que la forman, cada una de ellas llena de un pigmento distinto o sin ningún pigmento en las células de las bandas blancas. Recuerdan a los cromatóforos de las sepias, pulpos y camaleones, aunque en el Arisarum vulgare al ser una planta los pigmentos son permanentes, mientras que en los antedichos animales pueden cambiar a voluntad, bien para camuflarse o para comunicarse. En primer plano se pueden ver las diminutas flores apétalas del aparato reproductor.